Has hablado del azúcar mil veces: con tu médico, tu nutricionista, tu dentista… e incluso con tus amigas mientras elegís el postre. Y todas llegan al mismo punto: limitar el consumo de azúcar cambia cómo te sientes. Pero, ¿alguna vez te has preguntado cómo afecta el azúcar a tu piel?
Porque sí, ese trozo de pastel (tan perfecto como irresistible) puede tener algo que decir sobre las líneas de expresión o la firmeza de tu rostro. En este artículo te contamos la relación entre el azúcar y el envejecimiento de la piel, y qué papel juega un proceso poco conocido pero muy importante: la glicación.
Con la ayuda de Chiyoung Kang Park (Medical Marketing Specialist en ISDIN), exploramos qué es exactamente, cómo sucede y hasta qué punto puede hacer que tu piel envejezca más rápido de lo que imaginas.
Índice de contenidos
¿Qué es la glicación?
Puede que no la veas ni la sientas, pero la glicación está ocurriendo en tu piel todos los días. Como nos explica Chiyoung: ‘’La glicación es un proceso biológico natural en el que los azúcares, como la glucosa o la fructosa, se unen a las proteínas del cuerpo’’. Cuando esto sucede en exceso, esas moléculas de azúcar se adhieren al colágeno y la elastina, las fibras responsables de mantener la piel firme, elástica y luminosa.
Para ella, comprender la glicación es tan esencial como entender el propio envejecimiento cutáneo: “Solo cuando sabemos cómo actúa el azúcar en nuestro organismo podemos realmente interpretar lo que ocurre en nuestra piel”.
“Solo cuando sabemos cómo actúa el azúcar en nuestro organismo podemos realmente interpretar lo que ocurre en nuestra piel”.
Chiyoung Kang Park, Medical Marketing Specialist
¿Qué relación hay entre la glicación y el envejecimiento de la piel?

Durante la glicación, los azúcares que circulan por el organismo se adhieren a las proteínas y dan lugar a unas moléculas conocidas como productos finales de glicación avanzada, o AGEs (Advanced Glycation End-products). Aunque el nombre suene técnico, su efecto es muy concreto: con el tiempo, estos AGEs alteran la estructura del colágeno y la elastina, haciendo que pierdan elasticidad y se vuelvan más rígidos.
El resultado, explica Chiyoung, es visible incluso antes de que nos demos cuenta: “Cuando las fibras cutáneas pierden su flexibilidad, la piel comienza a mostrar los primeros signos de envejecimiento: arrugas finas, líneas de expresión y pérdida de firmeza. Es como si el entramado que la sostiene se volviera menos eficiente”.
Pero la glicación no se detiene ahí. Este proceso también puede activar mecanismos inflamatorios en la piel, ya que los AGEs interactúan con receptores celulares que desencadenan una respuesta de defensa. “Esa inflamación sostenida contribuye a un entorno cutáneo menos equilibrado, más propenso a la sequedad, el enrojecimiento o la sensación de tirantez”, añade Chiyoung.
En definitiva, azúcar y piel mantienen una relación tan intensa como compleja: cuanto más dulce parece, más puede costar mantener el equilibrio.
¿Cuándo aparece la glicación?

La glicación no tiene un momento exacto para comenzar, pero suele hacerlo en torno a los 20 años, cuando la piel aún luce firme, radiante y sin señales del paso del tiempo. A partir de ahí, el proceso se activa de forma natural, acompañando los ritmos de la vida.
Mientras disfrutas de un brunch de domingo bajo el sol, de un café entre reuniones o de una cena improvisada con amigos, tu piel también vive sus propios cambios internos. No hay nada malo en eso: es parte de cómo el cuerpo funciona, se adapta y madura con nosotros.

Con el paso del tiempo, algunos factores del exposoma pueden acelerar la glicación: los días de más estrés, las horas de sueño que se acortan, la exposición solar sin suficiente protección o el tabaco. Todo suma, y cada pequeño hábito influye (aunque de forma sutil) en cómo se comporta nuestra piel.
Como señala Chiyoung, “la glicación avanza de forma silenciosa, pero no inevitable. Está profundamente ligada a nuestro ritmo de vida, y entenderlo nos permite cuidar la piel de forma más inteligente y realista”.
“La glicación avanza de forma silenciosa, pero no inevitable. Está profundamente ligada a nuestro ritmo de vida, y entenderlo nos permite cuidar la piel de forma más inteligente y realista”.
Chiyoung Kang Park, Medical Marketing Specialist
Así es como puedes combatir la glicación
Como dice nuestra experta, la glicación es inevitable sí, pero no incontrolable. Forma parte del funcionamiento natural del cuerpo, pero eso no significa que no podamos suavizar su ritmo o cuidar la piel para que conserve su vitalidad.
No se trata de eliminar lo que nos gusta, sino de encontrar un equilibrio: disfrutar de la vida, de un postre compartido o de una tarde al sol, sabiendo cómo compensar esos momentos con gestos que suman bienestar. Aquí te contamos tres maneras efectivas (y alcanzables) de combatir la glicación y proteger la piel desde dentro y desde fuera.
1. Usar productos de skincare específicos

No hay duda: una forma eficaz de apoyar a la piel frente a la glicación es a través de tu rutina de cuidado diaria. Incorporar ingredientes específicos puede marcar una diferencia visible a largo plazo.
Uno de los más reconocidos es la carnosina, un péptido con un talento especial: distraer a las moléculas de glucosa antes de que se unan a las fibras de colágeno y elastina, evitando que estas se vuelvan rígidas. Dicho de otro modo, ayuda a que la piel conserve su elasticidad y firmeza por más tiempo. Como a Chiyoung le gusta decir, “la carnosina no detiene el tiempo, pero ayuda a que la piel lo lleve con más calma”.
La carnosina también actúa como antioxidante, ayudando a combatir los efectos de los radicales libres en tu piel, lo que ralentiza aún más los signos visibles del envejecimiento.
2. Modificar tu alimentación (sin perder el placer)

Una de las formas más efectivas de reducir el impacto de la glicación es cuidar la relación que tenemos con el azúcar. No se trata de eliminarlo por completo —la vida también está hecha de momentos dulces—, sino de equilibrar lo que comemos y cómo lo hacemos.
Optar por una alimentación rica en frutas, verduras, proteínas de calidad y antioxidantes naturales ayuda a mantener los niveles de glucosa estables y favorece que la piel conserve su firmeza y luminosidad.
Y si alguna vez dudas sobre qué cambios hacer, lo mejor es consultar con un profesional. Un nutricionista puede ayudarte a encontrar el punto justo entre bienestar y disfrute, sin perder el sabor ni la espontaneidad de cada comida.
3. Hacer de la fotoprotección tu mejor aliada

El sol tiene mucho que ofrecer, pero también es uno de los factores que más acelera el envejecimiento de la piel. De hecho, estudios han demostrado que la exposición solar favorece la acumulación de AGEs en las zonas más expuestas, potenciando el efecto de la glicación.
Por eso, la fotoprotección es clave. Usar un protector solar de amplio espectro a diario no solo ayuda a prevenir manchas y arrugas, sino que protege las fibras de colágeno y elastina del daño causado por la radiación ultravioleta.
Cada vez que eliges protegerte del sol, estás eligiendo algo más que cuidar tu piel. Estás invirtiendo en cómo se sentirá y se verá mañana.
Hasta otra glicación

“El envejecimiento es una conversación constante entre nuestras células y nuestra forma de vivir”, recuerda Chiyoung. Y en esa conversación silenciosa, cada pequeño gesto deja su eco: un descanso reparador, una risa al sol, una elección más consciente.
Porque al final, la piel no olvida, pero sí agradece: cada cuidado, cada pausa, cada acto de cariño que le regalas.
Referencias:
1.Gkogkolou, P., Böhm, M. Advanced glycation end products: Key players in skin aging? In Dermatoendocrinology (2012); 4(3): 259-270.
2. Ghodsi, R., & Kheirouri, S. (2018). Carnosine and advanced glycation end products: a systematic review. Amino Acids, 50(9), 1177–1186.
3. Ichihashi, M., Yagi, M., Nomoto, K., & Yonei, Y. (2011). Glycation Stress and Photo-Aging in Skin. Anti-aging Medicine, 8(3), 23–29.
Artículo escrito y revisado por:
Belinda es periodista y copywriter creativa. Tras años de experiencia, decidió fusionar sus habilidades de escritura con su amor por el skincare, convirtiéndose en una especialista en la materia. ¿Su imprescindible? Un buen bálsamo de labios.
				
			
	
	
	
	
	
			
		