Muchas de nuestras actividades favoritas se disfrutan al aire libre y bajo el brillo del sol. Y aunque los días soleados son perfectos para crear recuerdos inolvidables, nuestra piel tiene una memoria distinta: una que acumula cada momento de exposición solar sin protección.
Con el paso del tiempo, esta exposición repetida puede dar lugar a lesiones como la queratosis actínica, una afección cutánea silenciosa pero muy frecuente. ¿Qué es, cómo reconocerla y qué hacer si aparece? Con la ayuda de la Dra. Susana Puig y como expertos en protección solar, te contamos lo esencial para entender, prevenir y tratar esta importante condición.

Dra. Susana Puig
Jefa Servicio de Dermatología del Hospital Clínic y Directora Académica de la International School of Derma.
Índice de contenidos
¿Qué es la queratosis actínica o el daño actínico?
La queratosis actínica es una manifestación visible del daño actínico, que es la acumulación progresiva de alteraciones en el ADN de las células de la piel causadas por la exposición prolongada a la radiación ultravioleta (UV) del sol.
¿La buena noticia? Aunque puede parecer preocupante, la queratosis actínica no es cáncer de piel en sí misma y en la mayoría de los casos se considera una lesión benigna.
Sin embargo, alrededor del 10% de las queratosis actínicas pueden evolucionar hacia un carcinoma de células escamosas, un tipo de cáncer de piel. Por eso, es fundamental detectarlas a tiempo y seguir un plan de vigilancia y tratamiento dermatológico adecuado.
El 90% de las queratosis actínicas son benignas, pero requieren atención médica para prevenir riesgos a largo plazo.
¿Por qué aparece la queratosis actínica?

En pocas palabras: el sol es el principal responsable, pero el problema no es una sola quemadura, sino el daño acumulado a lo largo del tiempo. Cada vez que la piel se expone al sol sin protección —especialmente en horarios de alta radiación— sufre pequeñas agresiones que no siempre se notan al instante.
Con los años, ese daño se acumula y puede alterar el funcionamiento normal de las células cutáneas. Como resultado, aparecen lesiones como la queratosis actínica, una señal de que la piel ha recibido más sol del que puede manejar de forma segura.
Aunque estas lesiones no son cancerosas en sí mismas, podrían transformarse en un tipo de cáncer de piel llamado carcinoma de células escamosas. Este tipo de cáncer de piel no melanoma (NMSC) puede ser invasivo y representar riesgos importantes para la salud. Por eso, es fundamental prevenir, vigilar y consultar con tu dermatólogo cualquier cambio en tu piel.
En España, la queratosis actínica representa hasta el 6% de las consultas dermatológicas y afecta a casi 1 de cada 3 personas mayores de 45 años que acuden al dermatólogo.
¿Qué aspecto tiene la queratosis actínica?

Por lo general, la queratosis actínica comienza como una zona pequeña, áspera o escamosa, con un tono que varía entre el rosa, el rojo o incluso el marrón. A veces es tan sutil que puede pasar desapercibida al principio.
Esto es en lo que deberías fijarte:
- Rostro y cuero cabelludo: aparecen con frecuencia en forma de parches secos o descamados, sobre todo en personas de piel clara o con pérdida de cabello, donde el sol incide directamente.
- Dorso de las manos: esta zona está continuamente expuesta al sol, y por eso es uno de los lugares más comunes donde se desarrollan estas lesiones.
- Labios: una queratosis actínica en los labios se conoce como queilitis actínica, y puede presentarse como un parche blanco, rugoso o agrietado que no cicatriza. Suele afectar más al labio inferior.
- Variabilidad en aspecto: pueden ser planas o elevadas, y su textura es típicamente áspera o como “papel de lija”. Su tamaño también puede variar, aunque en general son menos de 2,5 cm de diámetro.
Si notas una mancha áspera, persistente o con cambios de color o textura, sobre todo en zonas expuestas al sol, acude al dermatólogo. Detectarla a tiempo hace una gran diferencia.
¿Cuáles son los factores de riesgo de la queratosis actínica?
La queratosis actínica es más común en adultos mayores de 55 años, pero no es exclusiva de esa franja de edad. Cualquier persona con una exposición solar intensa y acumulada a lo largo del tiempo puede desarrollar estas lesiones.
En España, se estima que más del 28% de la población mayor de 45 años atendida en dermatología presenta queratosis actínica.
Los factores de riesgo más comunes incluyen:
- Tener fototipo de piel claro (piel blanca, ojos claros, cabello rubio o pelirrojo).
- Trabajar o pasar muchas horas al aire libre sin protección solar.
- Haber sufrido quemaduras solares repetidas, especialmente durante la infancia.
- Uso de camas de bronceado o lámparas UV.
- Tener más de 40 años, ya que el daño solar es acumulativo.
Recuerda, aunque nuestros expertos médicos han contribuido y verificado la información de este artículo, existen otras fuentes oficiales disponibles sobre la queratosis actínica. No dudes en visitar las siguientes páginas web para obtener la información más reciente:
¿Cómo puedo prevenir la queratosis actínica?
Paso número 1: reduce tu riesgo mientras te proteges del sol

La prevención empieza con algo tan sencillo como proteger tu piel del sol cada día. Como dice la Dra. Puig: “La protección diaria frente al sol nos ayuda a disminuir el riesgo de cáncer de piel”. Y no hay mejor forma de prevenir la queratosis actínica —y otras lesiones solares— que adoptar hábitos de fotoprotección constantes y conscientes. Empieza por seguir estos consejos clave:
- Usa una cantidad suficiente de producto para cubrir bien toda la piel expuesta y distribúyelo de forma uniforme.
- Evita el sol directo durante las horas centrales del día (de 12:00 a 16:00).
- Usa fotoprotector solar de amplio espectro con SPF alto todos los días, incluso si está nublado.
- Reaplica cada 2 horas y después de sudar, nadar o secarte con la toalla.
- Añade protección física: sombreros, gafas de sol, sombrillas, ropa ligera y de manga larga.

Paso número 2: realizar autoexámenes con frecuencia
Paso número 2: realiza autoexámenes con frecuencia
Aunque los autoexámenes no sustituyen la visita anual al dermatólogo, son una herramienta útil para detectar cambios tempranos en tu piel.
Observa con regularidad tu cuerpo y lleva un registro de cualquier mancha nueva, zona áspera o escamosa. Si ya tienes alguna lesión, fíjate si cambia de tamaño, forma, textura o color. También presta atención a la aparición de nuevos lunares o cambios en los que ya conoces.
Haz fotos con tu teléfono móvil y toma notas. De esta manera, estarás mejor preparado para abordar cualquier inquietud con tu dermatólogo cuando llegue el día de la cita.
¿Y el cuidado en casa?

El tratamiento médico es clave, pero el cuidado diario en casa también juega un papel fundamental. Incorporar un producto adecuado a tu rutina nocturna puede ayudarte a mantener tu piel fuerte, reparada y protegida frente al daño solar acumulado.
Una opción cosmética formulada específicamente para esto es Eryfotona Night Serum, un serum ultraligero de noche que apoya la regeneración de la piel mientras duermes.
Su fórmula combina ingredientes clave:
- Micrococcus lysate, niacinamida y diosmina: ayudan a combatir los signos visibles del daño solar acumulado.
- Bakuchiol y alantoína: estimulan el proceso natural de renovación de la piel.
- Vitamina E y melatonina: potentes antioxidantes que protegen frente al estrés oxidativo.
- Y además, ofrece hidratación intensa para reforzar la barrera cutánea.
Se recomienda su uso por la noche, aplicando generosamente sobre las zonas afectadas y otras áreas expuestas de forma crónica al sol, como frente, orejas, cuello, cuero cabelludo o dorso de las manos.
Cierra el círculo: protege, repara y escucha a tu piel
En los últimos años, la incidencia de la queratosis actínica ha aumentado, impulsada por el envejecimiento de la población, una mayor exposición al sol y cambios en nuestros hábitos de exposición solar. De hecho, en Europa, hasta el 18% de la población presenta esta condición, y es una de las consultas más frecuentes en dermatología.
Pero aquí viene algo aún más importante: por cada lesión visible, pueden existir hasta 10 más en la misma zona que aún no se ven, lo que se conoce como campo de cancerización. Por eso, no basta con tratar solo lo que se ve: hay que actuar también sobre lo que la piel aún no muestra.
El fotoprotector solar es tu primera línea de defensa. Pero hoy, gracias a la innovación cosmética, ya existen fórmulas que, además de proteger, ayudan a reparar el daño acumulado. A la hora de elegir un protector solar facial, busca opciones con amplio espectro, SPF alto y beneficios añadidos como los Day Repairsomes, aliados en la lucha contra el daño solar silencioso.
Recuerda:
✅ Una visita al dermatólogo al año.
✅ Un fotoprotector diario de amplio espectro.
✅ Un cuidado nocturno que regenere y repare.
✅ Autoexploraciones regulares.
✅ Y lo más importante: escucha a tu piel.
¿Notas algo diferente? Actúa. Tu piel habla contigo cada día. Solo tienes que aprender a escucharla.
Referencias
1 Actinic Keratosis (AK). (2022). Yale Medicine. https://www.yalemedicine.org/conditions/actinic-keratosis 2 The Skin Cancer Foundation. (2023, March 6). Squamous Cell Carcinoma
2. The Skin Cancer Foundation. https://www.skincancer.org/skin-cancer-information/squamous-cell-carcinoma/ 3 Venosa, A. (2022).
3. Is Actinic Keratosis Skin Cancer? What You Need to Know About this Common Condition. The Skin Cancer Foundation. https://www.skincancer.org/es/blog/is-actinic-keratosis-skin-cancer/
Artículo escrito y revisado por:
Belinda es periodista y copywriter creativa. Tras años de experiencia, decidió fusionar sus habilidades de escritura con su amor por el skincare, convirtiéndose en una especialista en la materia. ¿Su imprescindible? Un buen bálsamo de labios.