¿Qué es el exposoma? Descubre cómo los factores ambientales y de estilo de vida afectan tu piel

chica de pelo largo tomando café en naturaleza sol

Cuando hablamos de salud y belleza de la piel, solemos pensar en la genética, la rutina de cuidado facial o la alimentación. Sin embargo, hace casi 20 años el epidemiólogo molecular Christopher P. Wild introdujo un concepto que revolucionaría la manera en la que entendemos nuestro bienestar: el exposoma.

Este término se refiere a la suma de todos los factores externos e internos a los que estamos expuestos cada día y cómo estos influyen en nuestro organismo. De hecho, la investigación científica sugiere que hasta un 75% de las enfermedades crónicas podrían estar relacionadas con estas exposiciones ambientales y de estilo de vida.

En ISDIN hemos adoptado el estudio del exposoma como un pilar de innovación. Por eso, hoy exploramos este tema de la mano de la dermatóloga Susana Puig Sardà, quien junto con la ISD lidera uno de los primeros estudios internacionales sobre el impacto del exposoma en la salud de la piel.

Dra. Susana Puig

Jefa del Departamento de Dermatología del Hospital Clínic de Barcelona y Directora de la Cátedra de Innovación Dermatológica UB-ISD.

¿Qué es el exposoma?

En palabras de la Dra. Susana Puig, el exposoma se entiende así: “El exposoma es todo lo que influye en nuestro organismo y no es genético, es decir, que no está escrito en nuestros genes”.

“El exposoma es todo lo que influye en nuestro organismo y no es genético, es decir, que no está escrito en nuestros genes”.

DRA. SUSANA PUIG

Piensa en tus pequeñas elecciones diarias: los alimentos que consumes y cómo nutren tu piel, las horas de descanso, la polución a tu alrededor o la radiación solar que acumulas con el tiempo. Todos estos factores ambientales y de estilo de vida forman parte del exposoma y están íntimamente conectados con la salud cutánea.

Para ella, “los factores del exposoma están todos entrelazados: interactúan, se potencian o se contrarrestan entre sí”. Por eso, una visión holística de la salud —que contemple tanto el estilo de vida como el cuidado de la piel— es fundamental.

¿Cómo afecta el exposoma a nuestra piel?

La Dra. Susana Puig explica que, aunque la genética marca una base, son los factores externos —como la exposición solar, la contaminación, la alimentación o el estrés— los que realmente determinan cómo se expresan nuestros genes.

Esto significa que el estilo de vida y las influencias ambientales tienen un impacto mucho mayor en la salud y el envejecimiento de la piel de lo que solemos imaginar. De hecho, estos efectos comienzan incluso antes del nacimiento, a través de la salud de nuestras madres.

La ciencia es clara: alrededor del 80% del envejecimiento visible de la piel se debe a factores ambientales y de estilo de vida, mientras que solo un 20% está relacionado con la genética.

“El exposoma abarca todos los factores que pueden afectarnos, incluidos aquellos presentes antes del nacimiento, que influyen en la expresión de nuestros genes”.

DRA. SUSANA PUIG

Pero no se trata solo de retrasar los signos de la edad. La salud de la piel también está vinculada a enfermedades graves como el cáncer de piel, uno de los tipos más comunes a nivel mundial. “Aunque la radiación solar es el factor de riesgo más conocido”, explica la Dra. Puig, “cada vez hay más evidencia de que otros factores del exposoma también pueden contribuir”. Entre los implicados: “la dieta e incluso la contaminación”.

Los principales factores del exposoma

Te hemos dado algunas pistas, pero básicamente el exposoma se compone de 7 factores: la radiación solar, el tabaco, las temperaturas extremas, la alimentación, el estrés, la falta de sueño y la polución. Y cada uno de ellos tiene su propio papel en el envejecimiento de la piel.

1. La radiación solar

El sol es el factor del exposoma más influyente. Sus rayos UVB causan quemaduras y daño inmediato, mientras que los UVA penetran más profundo, acelerando el fotoenvejecimiento y aumentando el riesgo de cáncer de piel.

Y lo importante: la radiación solar no es solo cosa de verano. Incluso con nubes o a través de ventanas, tu piel sigue expuesta.

¿Qué puedes hacer?

Aplica protector solar todos los días. La Dra. Puig recalca que “es la mejor estrategia para prevenir el envejecimiento de la piel, el daño solar (como la queratosis actínica) y el cáncer de piel, especialmente el melanoma”. E insiste en su mensaje: todo el mundo debería usar protector solar. “Las pieles de todos los tonos pueden beneficiarse de la protección UVA para prevenir el envejecimiento de la piel. Y las pieles más claras necesitan más protección UVB para reducir el riesgo de quemaduras y cáncer de piel”, comenta.

Cada día, dale a tu piel lo que necesita: un protector solar de amplio espectro y alto SPF. No solo te protege de los rayos UVA y UVB, sino que también protege la belleza y salud de tu piel a largo plazo.

textura ultraligera fotoprotector

Aprende más sobre el sol y tu piel.

2. El tabaco

El humo del tabaco contiene más de 3.800 sustancias químicas dañinas: nicotina, monóxido de carbono, alquitrán, amoníaco… y la lista continúa. Pero, ¿qué hacen exactamente estas toxinas en tu piel y por qué tienen un impacto tan negativo?

La respuesta principal es el estrés oxidativo. Cuando fumas, las toxinas del tabaco desencadenan este proceso en el cuerpo y dañan las células de tu piel. Esto provoca inflamación y descompone el colágeno, la proteína esencial para mantener la elasticidad y firmeza. ¿El resultado? Arrugas, flacidez y una tez apagada. Además, cuanto más se fuma, más evidentes se vuelven estos efectos: los estudios demuestran una relación directa entre el número de cigarrillos y la gravedad de estos signos.

estrés oxidativo

Y de nuevo, el envejecimiento no es la única preocupación. Fumar contrae los vasos sanguíneos, lo que reduce el flujo de sangre a la piel y disminuye el oxígeno y los nutrientes esenciales, intensificando aún más el daño. En su investigación, la Dra. Puig también destaca el vínculo entre el tabaco y otros riesgos para la salud de la piel, como la aparición de queratosis y ciertos tipos de cáncer cutáneo.

¿Qué puedes hacer?

No estamos aquí para juzgarte. Pero si estás pensando en mejorar la salud de tu piel y sentirte mejor en general, dejar de fumar es el primer paso. Y cuanto antes, mejor: los estudios demuestran que dejarlo no borra de inmediato los signos del paso del tiempo, pero nunca es tarde para empezar a mimar tu piel.

Aprende más sobre el tabaco y tu piel.

3. La polución

Todos estamos expuestos a algún nivel de contaminación cada día, aunque sea mínimo: en el tráfico, paseando por la ciudad o incluso dentro de casa. Por suerte, tu piel actúa como una primera línea de defensa. Pero, ¿contra qué exactamente?

Para empezar, las micropartículas de contaminación que flotan a tu alrededor se adhieren a tu piel. Con el tiempo, esto puede dañar las células debido al estrés oxidativo, provocando arrugas y manchas. Además, la ciencia lo respalda: la polución, especialmente las partículas en suspensión, es una de las principales causas de manchas oscuras.

¿Otro tipo de contaminación a considerar? El ozono. Según las investigaciones de la Dra. Puig, altos niveles de ozono (un gas que es genial para proteger el planeta, pero no tan bueno para nuestra piel) pueden agotar las reservas de vitaminas C y E en la dermis.

¿Qué puedes hacer?

Limpia tu rostro cada día, especialmente por la noche, para eliminar las partículas de contaminación que se acumulan. Si usas un limpiador con vitaminas C y E, mejor aún, ya que actúan como antioxidantes, combatiendo el daño oxidativo y sus efectos.

Otra estrategia clave: refuerza la barrera natural de tu piel. Fortalecerla ayuda a que los contaminantes no penetren tan fácilmente, según varios estudios. Opta por hidratantes que incluyan ceramidas y ácido hialurónico, ingredientes que mantienen la piel protegida, saludable y bien hidratada.

¿Y cómo terminamos? Ya lo sabes, con el paso 5: aplicando un buen fotoprotector. Elige uno específico para entornos urbanos, que te ayude a protegerte contra el daño oxidativo, la contaminación y la luz azul.

Aprende más sobre la polución y tu piel.

4. La alimentación

Tu piel también “come” de lo que tú eliges cada día. La alimentación es uno de los pocos factores del exposoma que puedes controlar al 100%, y su impacto va mucho más allá de la energía que te da: define cómo envejece tu piel.

¿El primer paso? Reducir los ultraprocesados. Abusar de frituras, dulces y embutidos no solo pasa factura a tu cuerpo, sino que también acelera el envejecimiento de la piel. Estos alimentos pueden causar glicación, un proceso donde ciertas moléculas “se pegan” a las proteínas de la piel, causando flacidez y pérdida de firmeza.

Por suerte, también existen alimentos que miman tu piel

No todo son restricciones: la dieta también puede convertirse en un verdadero tratamiento antiedad desde dentro. Las vitaminas C y E, presentes en frutas y verduras frescas, funcionan como auténticos escudos frente a los radicales libres que provoca el sol y otros factores externos.

La niacinamida (vitamina B3), que encuentras en pescado, huevos o frutos secos, va un paso más allá: fortalece las defensas de la piel y, según la investigación de la Dra. Puig, ayuda a prevenir la inmunosupresión inducida por los rayos UV, un mecanismo clave en la protección frente al daño solar.

¿Qué puedes hacer?

La dieta favorita de tu piel es sencilla: rica en vegetales, frutas y grasas saludables. Algunos estudios incluso sugieren que este tipo de alimentación puede reducir el riesgo de cáncer de piel.

Aprende más sobre la dieta y tu piel.

5. El estrés

La preocupación y la ansiedad no solo viven en tu mente: también se reflejan en tu piel. El estrés crónico acelera el envejecimiento cutáneo y puede desencadenar brotes de acné o empeorar afecciones de la piel.

¿La razón? El cortisol. En pequeñas dosis nos ayuda, pero cuando se mantiene elevado se convierte en un enemigo silencioso: provoca inflamación, debilita la barrera cutánea y acelera la oxidación. ¿El resultado? Manchas, deshidratación y líneas de expresión.

¿Qué puedes hacer?

Este es tu recordatorio para bajar el ritmo y priorizarte. Sabemos que no siempre es fácil, pero darte un respiro es el mayor acto de amor propio. Haz espacio en tu vida para desconectar, aunque sea unos minutos al día: muévete, ríe, haz algo que te llene. Y si buscas una dosis extra de calma, convierte tu rutina de noche en ese momento especial para reconectar contigo y cuidar de ti.

Aprende más sobre el estrés y tu piel.

6. El sueño

¿Te has preguntado alguna vez por qué tu piel parece cansada cuando tú lo estás? Cada noche, mientras duermes, tu piel trabaja para repararse y recuperar la vitalidad perdida durante el día. Pero cuando sacrificas esas horas de descanso, le quitas a tu piel su momento de renovación.

¿El resultado? Una piel más sensible, un tono apagado y un envejecimiento prematuro que no solo se ve, sino que se siente. Los expertos lo saben: la falta de sueño puede acelerar las arrugas y las líneas de expresión. De hecho, un estudio descubrió que quienes dormían menos de cinco horas por noche mostraban signos de envejecimiento más marcados y menor satisfacción con el aspecto de su piel.

Y no se trata solo de apariencia. Dormir bien ayuda a que el cuerpo produzca hormonas como la melatonina, que protegen de los daños externos. En resumen, dormir no solo te hace sentir bien, también le da a tu piel lo que necesita para verse sana y radiante.

¿Qué puedes hacer?

Dale a tu piel el descanso que merece y potencia sus beneficios con el cuidado adecuado. Por la noche, la piel está más receptiva, así que aprovecha para incorporar antioxidantes como la melatonina y el retinal.

Aprende más sobre el sueño y tu piel.

7. El clima

Tu piel es la primera barrera entre tú y el mundo, así que tiene sentido que los cambios en el clima puedan afectarla. Y hablando de ello, hay dos factores estacionales que influyen especialmente: la temperatura y la humedad.

El calor puede contribuir a diversas afecciones de la piel, como la psoriasis. ¿La razón? Cuando sube la temperatura, la humedad se evapora más rápido, dando lugar a una piel más seca y estresada.

Pero no le echemos toda la culpa al calor, el frío también pasa factura. La dermatitis, una afección inflamatoria de la piel, suele empeorar en otoño e invierno. ¿Por qué? Las bajas temperaturas y la menor humedad también pueden deshidratar la piel, debilitando su barrera protectora, afectando incluso a quienes normalmente no sufren de sequedad.

¿Qué puedes hacer?

La clave está en proteger tu piel todos los días. Una buena crema hidratante es tu aliada frente al clima: refuerza la barrera cutánea y previene la pérdida de agua transepidérmica, manteniéndola flexible y equilibrada sin importar la estación.

Aprende más sobre el clima y tu piel.

Todo está conectado

La Dra. Susana Puig lo resume en una frase que ya hemos visto, pero que lo dice todo: “Los factores del exposoma están todos entrelazados: interactúan, se potencian o se contrarrestan entre sí”.

¿La lección? Que cuidar tu piel no empieza en el frasco de una crema, sino en ti. Dormir bien, gestionar el estrés y elegir alimentos que nutran tu cuerpo son decisiones cotidianas que construyen el futuro de tu piel.

Después, llega el refuerzo: protegerla frente al sol, la polución o el clima con productos de skincare formulados con ciencia. Esa combinación —bienestar + protección— es la clave para mantener una piel sana, luminosa y, sobre todo, feliz.

Referencias:

  1. Molina-García, M., Granger, C., Trullàs, C., & Puig, S. (2022). Exposome and skin: Part 1. Bibliometric analysis and review of the impact of exposome approaches on dermatology. Dermatology and Therapy (Heidelberg), 12(2), 345-359. https://doi.org/10.1007/s13555-021-00680-z
  2. Molina-García, M., Malvehy, J., Granger, C., Garre, A., Trullàs, C., & Puig, S. (2022). Exposome and skin. Part 2. The influential role of the exposome, beyond UVR, in actinic keratosis, Bowen’s disease and squamous cell carcinoma: A proposal. Dermatology and Therapy (Heidelberg), 12(2), 361-380. https://doi.org/10.1007/s13555-021-00644-3
  3. Krutmann, J., et al. (2017). The skin aging exposome. Journal of Dermatological Science, 95(3), 167-175. https://doi.org/10.1016/j.jdermsci.2016.12.003
  4. Khmaladze, I., Leonardi, M., Fabre, S., Messaraa, C., & Mavon, A. (2020). The skin interactome: A holistic “genome-microbiome-exposome” approach to understand and modulate skin health and aging. Clinical, Cosmetic and Investigational Dermatology, 13, 1021-1040. https://doi.org/10.2147/CCID.S239367
  5. Lim, S. J., et al. (2021). Skin exposome science in practice: Current evidence on hair biomonitoring and future perspectives. ResearchGate. Retrieved from https://www.researchgate.net/publication/34567892_Skin_exposome_science_in_practice
  6. Cote d’Azur University. (n.d.). Clinical and biological impact of the exposome on the skin. Côte d’Azur University. Retrieved from https://www.universitywebsite.com

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Artículo escrito y revisado por:

Senior Copywriter y Periodista en ISDIN

Belinda es periodista y copywriter creativa. Tras años de experiencia, decidió fusionar sus habilidades de escritura con su amor por el skincare, convirtiéndose en una especialista en la materia. ¿Su imprescindible? Un buen bálsamo de labios.