La Dermatitis Atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel que se caracteriza por un enrojecimiento y sequedad de la piel que provoca picor y rascado. Es benigna y no contagiosa.
Es crónica y cada vez más presente. Ha multiplicado su prevalencia por 2 y 3 veces en los últimos 30 años, a causa de factores ambientales y al incremento de productos irritantes.
Cursa en periodos de brote e interbrote. Cuando la enfermedad está en su máxima expresión hablamos de brote; en periodos de remisión, hablamos de interbrote.
Pica hasta la desesperación, se inflama, no sabes cuándo va a aparecer. El niño duerme mal y tiene falta de concentración en el colegio. Las marcas de su piel se ven y los brotes le generan ansiedad. Afecta incluso a los padres, que se sienten impotentes y exhaustos.
Prevalencia del
5%
en la población a nivel mundial
Prevalencia del
20%
en niños en edad escolar
parece antes de
1
año en el 60% de los casos
Aparece entre
0-5
años en el 85% de los casos
La dermatitis atópica no es un fenómeno aislado. En ocasiones, puede derivar en otros problemas como el asma y alergias alimentarias y respiratorias.
Al igual que existe atopia en la piel, puede existir una atopia en el sistema respiratorio, que se manifiesta en forma de asma, o una atopía en el tubo digestivo que se presenta en forma de alergia alimentaria. A esto se le llama la marcha atópica.
Hay estudios que demuestran que un niño con una atopia controlada, tiene menos posibilidades que derive en complicaciones de este tipo.
1
Baño
El baño es muy necesario pero puede resecar la piel si no se toman ciertas precauciones. Utiliza productos específicos para la piel atópica, no tienen jabón y evitan que la piel se deshidrate. El baño debe ser corto y el agua tibia-caliente (30º-35º). En niños mayores, es preferible la ducha al baño. Evita esponjas y frotar la piel.
2
Secado
Durante el secado, se debe evitar aumentar la irritación de la dermis. Sécalo suavemente con una toalla de algodón y sin frotar. Presta especial atención con los pliegues.
3
Hidratación
Una correcta hidratación es fundamental en el cuidado de la piel atópica, ayuda a reducir el número de brotes y la necesidad de tratamiento médico. Aplica crema emoliente en las zonas más problemáticas y loción hidratante en el resto del cuerpo.
4
Ropa
Debe evitar la lana y ciertas fibras sintéticas. Elija ropa de algodón o lino. Lava la ropa con un detergente suave, aclara la colada abundantemente y evita los suavizantes.
5
En casa
Los alérgenos (como los ácaros del polvo) en casa pueden desencadenar o agravar los brotes atópicos. Ventila a diario la habitación y evita elementos que retienen polvo como las alfombras, peluches y ropa de cama con plumas.
6
En invierno
La dermatitis atópica empeora a causa del frío, la baja humedad y la calefacción. Por lo tanto, sus síntomas pueden ser más notorios en esta época. Mantén la temperatura en casa entre 20-22º e hidrata bien la piel del niño a diario.
7
En verano
La dermatitis atópica generalmente mejora con el sol y la playa. Los baños de agua de mar pueden ser muy beneficiosos. Ten precaución con el sol y utiliza cremas específicas con SPF 50+. El cloro de las piscinas puede secar la piel. Es recomendable que el baño sea corto, acláralo en la ducha inmediatamente después y aplícale una loción hidratante.
8
Concienciación
Al hacerse tu hijo más mayor, será importante que empiece a tomar control en el manejo de su dermatitis. Enséñale cómo prevenir los brotes, recuérdaselo de forma periódica y ayúdale a controlar la urgencia de rascarse cuando le pique la piel.
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