Antes de nada, es recomendable que te asegures que tu piel está correctamente hidratada. Los niveles correctos de agua en la piel son el primer paso para prevenir la irritación o la rojez que puede provocar el afeitado.  También es recomendable que exfolies tu piel de manera regular, para eliminar las posibles células muertas acumuladas en la superficie. ¡Eso sí! Intenta no exfoliar tu rostro el mismo día que te afeites: después de la exfoliación tu piel puede ser más propensa a sufrir irritación, rojeces y picor.  Ahora sí: antes del afeitado, humedece tu rostro con agua tibia para ablandar el vello y ayudar a abrir los poros. Después, ya puedes aplicar una capa de espuma de afeitar que cubra perfectamente tu barba y empezar con el afeitado.